La madera es un excelente material de construcción, es utilizada para la fabricación de suelos, techos y paredes, que con la ayuda de tratamientos mejora su resistencia y su durabilidad. Además, la madera mejora la climatización de las edificaciones reduciendo la necesidad de calentar o enfriar estos ambientes.
La densidad y la porosidad juegan un papel muy importante en el efecto aislante de la madera, proporcionándole cualidades aislantes aprovechables en variedad de situaciones, como por ejemplo el aislamiento acústico, térmico y eléctrico.
La densidad como propiedad aislante en la madera
La densidad es una propiedad física que relaciona la cantidad de masa con el espacio físico que esta ocupa. En pocas palabras, relaciona la masa con el volumen de las sustancias.
Entre más leñoso es el tejido de la madera y sus fibras más compactas habrá menos espacio libre entre éstas por lo que tendrá un peso mayor que un trozo del mismo tamaño de otro tipo de madera de fibras más grandes y menos compactas.
La densidad de la madera varía con respecto a la humedad contenida en esta que por lo general es de un 12 % pero puede variar dependiendo del sitio donde esta se encuentre y las condiciones a las que este expuesta.
Las maderas se clasifican por su densidad aparente en pesadas, ligeras y muy ligeras. Por lo general las maderas más duras son las más densas, hay tipos de madera que se utilizan para la fabricación de instrumentos acústicos por su baja densidad y por su elasticidad y otros tipos de madera que se utilizan como aislantes acústicos y térmicos por su alta densidad.
Es de destacar que la madera no solo se puede utilizar como aislante acústico, también se puede utilizar como aislante térmico y eléctrico y que entre más densidad esta tenga, mayor resistividad tendrá al momento de aislar estos tipos de energía.